Las nuevas baterías y el reciclaje marcarán el futuro del coche ecológico
La nueva generación de vehículos eléctricos incorporará un nuevo tipo de batería que, entre otras cosas, se considera más respetuosa con el medio ambiente.
Holger Frey Gestor sénior de carteras en Credit Suisse
Aunque los inicios del vehículo eléctrico se remontan a principios del siglo XX, no es sino hasta hace unos diez años, con la llegada de Tesla, que empezó a consolidarse el coche ecológico. Para ocupar una posición dominante en el mercado de turismos y contribuir así a la consecución del objetivo cero neto, es necesario que los vehículos eléctricos se abaraten y continúen reduciendo su huella ecológica. Las nuevas tecnologías de baterías y el reciclaje eficiente de las mismas podrían ser la pieza que falta para bajar los costes de fabricación y llegar a hacer un uso más cuidadoso de las materias primas.
Ante la cuestión del cambio climático, tanto la política como la economía en todo el mundo se esfuerzan por allanar el camino para los vehículos eléctricos (VE). Es un hecho que la descarbonización del sector del transporte es esencial para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas y los VE son una pieza crucial de este puzle.
Aún así, los VE aún no están muy extendidos entre la población, a excepción de países punteros como Noruega, donde su cuota ronda el 75%. Si bien es cierto, la cuota en las matriculaciones de vehículos nuevos ha aumentado rápidamente en el último año. En España, esta cuota se situaba ya en torno al 7% a finales de 2021. La baja tasa de penetración podría cambiar rápidamente si llega a despegar el reciclaje de baterías y se consigue una producción más barata y respetuosa con el medio ambiente.
Balance ecológico de los vehículos eléctricos
Las ventajas ecológicas de los VE frente a los motores de combustión son regularmente objeto de controversias. Si nos fijamos solo en la producción directa, es verdad que las emisiones son más elevadas debido al impacto de la producción de las baterías en el medio ambiente.
Sin embargo, si tenemos en cuenta todo el ciclo de vida de los coches, obtenemos un resultado completamente diferente: las emisiones de gases de efecto invernadero estimadas de un VE nuevo de gama media en Europa a lo largo de todo su ciclo de vida fueron, en 2021, un 66% inferiores a las de un vehículo de gasolina. Según las previsiones, en 2030 estas emisiones llegarían a ser 74% más bajas debido a la mayor proporción de las energías renovables en el mix energético. Las futuras innovaciones en el campo de la tecnología de las baterías son otro factor que podría mejorar notablemente la huella ecológica de los VE.
Los VE actuales se basan principalmente en diferentes versiones de las tradicionales células de iones de litio, habituales desde hace décadas. Sin embargo, la nueva generación de vehículos eléctricos incorporará un nuevo tipo de esta batería que, entre otras cosas, se considera más respetuosa con el medio ambiente. Las nuevas baterías se están desarrollando con el objetivo de reducir la cantidad de materias primas necesarias, lo que también debería reducir su precio. Además, están en marcha varios proyectos de grandes fabricantes de automóviles y de empresas emergentes de tecnología de baterías que trabajan en alternativas a la química de iones de litio. Como ejemplo cabe citar las baterías de estado sólido basadas en un electrolito de estado sólido sulfídico, que ofrecen una densidad energética bastante mayor y permiten superar otras deficiencias de las células de iones de litio.
Reciclaje de baterías
Debido a la creciente expansión de los vehículos eléctricos y al envejecimiento progresivo de las baterías instaladas, crece la demanda de una industria de reciclaje plenamente operativa. Una vez que las baterías han alcanzado el final de su vida útil en los coches (“primera vida”), pueden seguir utilizándose para el almacenamiento de energía en proyectos de energías renovables (“segunda vida”).
No obstante, aún habrán de ampliarse las capacidades de reciclaje para hacer frente al gran volumen de baterías que saldrán de circulación en los próximos años, porque a diferencia de los combustibles fósiles, las materias primas utilizadas en las baterías de los vehículos eléctricos pueden recuperarse para producir nuevas generaciones de baterías y apoyar la economía circular. Así, la Unión Europea también pide que se aumente la tasa de recuperación de los principales materiales de las baterías y que, en lugar de recurrir a nuevas materias primas, se extraigan cada vez más materias primas de las baterías usadas.
En la actualidad, varias start-ups están poniendo en marcha instalaciones piloto para el reciclaje de baterías a gran escala. Su objetivo es conseguir una tasa de reutilización de hasta un 95% de los materiales de una batería al final de su ciclo de vida, casi el doble que en los procesos térmicos tradicionales.
Estas empresas del sector de la «minería urbana» están registrando una creciente demanda por parte de los grandes fabricantes de automóviles, que se están adaptando a una normativa cada vez más estricta. El éxito de estos esfuerzos de reciclaje marcará el camino a seguir para el futuro del VE. La industria del automóvil está experimentando actualmente el mayor cambio desde principios del siglo XX, cuando se impuso el motor de combustión interna. Las innovaciones están transformando varios eslabones de las cadenas de suministro del sector del automóvil y abren así oportunidades de inversión completamente nuevas para los inversores.