La enfermedad del plástico ya tiene nombre: plasticosis
La ingesta de plásticos provoca la muerte de millones de animales cada año. Un equipo científico ha puesto nombre a esta enfermedad: plasticosis, la inflamación crónica del aparato digestivo. Mamíferos marinos y aves son las más afectadas por los 14 millones de toneladas de plásticos que cada año acaban en el mar, se degradan y son un elemento más de la cadena trófica. Fuente BBVA
El cifio es un gran buceador. Un animal esquivo, que pasa su tiempo en las aguas profundas del océano y rara vez se acerca a la costa. Y, si lo hace, suele ser porque algo va mal. Por eso, cuando uno de estos cetáceos apareció en la ensenada del Orzán, la bahía de A Coruña (Galicia, España), las alarmas se encendieron rápidamente. El animal, de más de seis metros de largo, había varado en la pequeña playa de As Amorosas para acabar muriendo poco después.
A simple vista, el ejemplar no presentaba nada grave, más allá del traumatismo generado durante el propio varamiento. Pero un estudio de su aparato digestivo desveló las causas reales de su muerte: decenas de fragmentos de plástico obstruían por completo su estómago y su intestino, lo que acabó derivando en un fallo orgánico en cascada, según señalan desde la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA), una organización gallega que se encarga del estudio de los mamíferos y las tortugas marinas.
El caso de este cifio no es anecdótico, sino cada vez más habitual. Más de 80 especies de mamíferos marinos se ven afectadas por la ingesta de plásticos y se calcula que la contaminación por estas sustancias causa más de 100.000 muertes en este grupo de especies cada año. Si ampliamos el foco a todas las especies que viven en el océano o en sus costas, algunas estimaciones señalan que más de 100 millones de animales mueren cada año por culpa de los plásticos, aunque la cifra real es difícil de calcular.
¿Qué es la plasticosis?
Ahora, un equipo de científicos australianos y británicos ha dado un paso más para entender de qué manera afecta la ingesta de plásticos a las aves marinas. Y ha definido, por primera vez, una nueva enfermedad. La ha bautizado como plasticosis. A grandes rasgos, la plasticosis es una enfermedad que se produce cuando el plástico provoca inflamación crónica y lesiones continuas en el aparato digestivo de las aves. Cuando estas cicatrizan, lo hacen de forma patológica, generando a la larga una fibrosis que reduce la capacidad del estómago para expandirse y limita en gran medida sus funciones.
El plástico es uno de los materiales estrella de nuestro mundo. A través de una gran variedad de utensilios y aplicaciones, producimos más de 300 millones de toneladas de él cada año. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) calcula que unos 14 millones de toneladas terminan en el mar cada año. Una buena parte acaba de vuelta en las costas, pero otra pasa a formar parte de las corrientes marinas, degradándose en piezas cada vez más pequeñas, flotando o hundiéndose en función de su densidad. Es decir, pasa a ser un elemento más de los ecosistemas marinos y, desde allí, entra en la cadena trófica.
Las aves marinas, especies que suelen vivir entre la tierra y el mar y pescar en las aguas superficiales, son uno de los grupos de animales más afectados por la contaminación plástica. Por eso, el estudio liderado desde el Institute for Marine and Antarctic Studies de Australia y el Museo de Historia Natural de Reino Unido se centró en una de estas especies para analizar los efectos del plástico en el organismo. La elegida fue la pardela paticlara, un ave de amplia distribución que cría habitualmente en las costas de Australia y Nueva Zelanda.
Tras analizar el cuerpo de 30 polluelos de pardela en busca de evidencias de fibrosis inducida por plástico, los investigadores concluyeron que la ingesta de este contaminante se puede asociar con la formación generalizada de tejido cicatricial y otros cambios en los tejidos internos.
Por comparar la plasticosis con enfermedades humanas, también son fibrosis la silicosis (provocada por la inhalación continua de polvo de sílice, un trastorno habitual entre los mineros) o la asbestosis (provocada por inhalar fibras de asbesto o amianto).
Hace ya más de una década que el impacto del plástico en las aves marinas de Australia llamó la atención de los científicos. Desde entonces, se han llevado a cabo varios estudios, casi todos en laboratorio, y se ha concluido, entre otras cosas, que la gran mayoría (alrededor del 90 %) de los polluelos encontrados muertos habían ingerido plásticos, por lo que de alguna manera este contaminante debía estar afectando negativamente a su crecimiento y a sus opciones de sobrevivir.
Ahora, este nuevo estudio ha sido el primero en analizar los daños internos provocados por los contaminantes plásticos en una especie en su estado salvaje. Y, también, ha sido el primero en bautizar la plasticosis, una enfermedad de la que, probablemente, escucharemos hablar cada vez más en el futuro.