Investigación y desarrollo de capital humano avanzado gracias a la colaboración entre academia e industria: el emblemático caso de Bioelements

En siete años de existencia, la compañía Bioelements ha puesto en el mercado diversos materiales para embalar que son biodegradables y que han sido desarrollados mediante innovación de vanguardia. Para lograr estos avances y las certificaciones correspondientes, la empresa ha trabajado en conjunto con universidades y laboratorios de los países latinoamericanos donde tiene presencia. Para conocer más sobre esta colaboración y sus beneficios, País Circular conversó con la Dra. Alane Vermelho, investigadora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, y la Dra. Neftalí Rojas, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

CLAUDIA MALDONADO CABALLERO

Cuando la empresa de embalajes biodegradables Bioelements inauguró su primer laboratorio en Chile, en marzo pasado, una de las oradoras fue la Subsecretaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Carolina Gainza, quien destacó que “es clave visibilizar a investigadoras e investigadores que es posible pensar en avanzar en esta materia -innovación y sostenibilidad- en el país, vinculando el sector público-privado con la academia”.

En la oportunidad también participaron académicos y académicas de instituciones chilenas y extranjeras, muchas de las cuales ya han colaborado con esta empresa que cuenta con siete años de experiencia fabricando packaging sostenible. Y es que Bioelements sustenta el desarrollo de sus bioproductos en la investigación de vanguardia, para lo cual trabaja de la mano con importantes universidades y laboratorios asociados en diversos países de Latinoamérica donde tiene presencia en el mercado. Asimismo, los clientes de Bioelements pueden tener la seguridad de que se trata de empaques realmente biodegradables, debido a que han sido certificados por prestigiosas entidades, según las normativas de cada país.

Para conocer cómo funciona esta relación entre la academia y las empresas, a partir del caso de Bioelements, País Circular conversó con dos destacadas académicas: la brasileña Alane Vermelho, doctora en Ciencias, mención Microbiología, investigadora del Laboratorio BioInovar, ex directora del Instituto de Microbiología Paulo de Góes, y profesora de Microbiología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ); y la mexicana Neftalí Rojas, doctora en Ciencias e Ingeniería Ambiental, investigadora líder y profesora del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ambas académicas coincidieron en señalar que el trabajo colaborativo es indispensable para impulsar la investigación, en general, y para la formación y perfeccionamiento de profesionales. Se produce, dicen, una sinergia, pues las empresas contratan sus servicios y con esos recursos pueden realizar investigaciones que van más allá de los productos contratados.

En el caso de Brasil, donde trabajan colaborativamente desde hace más de tres años con la UFRJ, especialmente con el laboratorio BioInovar, la Dra. Vermelho cuenta que “la colaboración se inició con estudios sobre la biodegradabilidad de los bioplásticos de Bioelements y actualmente estamos realizando varios ensayos microbiológicos, de citotoxicidad y microscopia electrónica con los bioplásticos de Bioelements”.

La especialista brasileña comentó que este tipo de trabajo está en línea con el desarrollo sostenible y el interés internacional por hacer frente a las crisis ambientales, donde “hoy el sector industrial busca soluciones ecológicamente correctas y sostenibles, alineados con el perfil de un consumidor más consciente con los asuntos de salud y ambientales. La búsqueda de nuevos materiales, que respondan a estos asuntos, hace a las empresas más competitivas”.

En este sentido, la Dra. Vermelho adelantó que están “prontos a iniciar con Bioelements un nuevo proyecto, donde nuevos materiales, no tóxicos, de origen microbiano y sustentables, serán testeados como nuevas materias primas para ser incorporados en los bioplásticos”.

“El sector industrial busca soluciones ecológicamente correctas y sostenibles, alineados con el perfil de un consumidor más consciente con los asuntos de salud y ambientales. La búsqueda de nuevos materiales, que respondan a estos asuntos, hace a las empresas más competitivas”.Alane Vermelho, doctora en Ciencias, mención Microbiología, académica de la UFRJ.

Dra. Alane Vermelho, investigadora de la Universidad Federal de Río de Janeiro; Dra. Neftalí Rojas, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La experiencia en México es similar. La Dra. Neftalí Rojas cuenta que ya se cumplen seis años de colaboración entre Bioelements y la UNAM, donde analizan “diferentes normativas de cada estado de la República Mexicana, y también en el ámbito internacional, para determinar si una bolsa es tóxica, si es biodegradable y si es compostable. También se hacen estudios de hidrosolubilidad, biodegradación con hongos, larvas, biodegradación anaerobia y aerobia, entre otros estudios”.

Explica que así como trabajan con Bioelements, también realizan análisis y testeos para otras empresas, que pasan a ser patrocinadores de las labores de investigación de la Universidad: “Aquí en la UNAM les llamamos patrocinadores a las empresas que nos contratan para hacerles estudios -sobre agua, aire, suelo, u otros que requieran-, porque obviamente nos pagan y ese es un patrocinio para poder hacer más investigación”.

La Dra. Rojas subraya que se trata de una relación donde ambas entidades se entregan retroalimentación, es decir, la UNAM les pasa los resultados, “tanto buenos como malos, y con base a todos los resultados, ellos van mejorando cada día sus productos”. Consultada sobre un resultado “malo”, explica que, por ejemplo, un estudio de biotoxicidad “quiere decir que se aplica una técnica con un ente vivo, ya sea semillas, larvas, lombrices, o también pueden ser peces -no en este caso-, y para decir que la sustancia no es tóxica, no debe afectar a ninguno de esos seres; si afecta a uno, es tóxica, y el resultado es malo y se debe mejorar el producto”.

La académica mexicana da cuenta de la relevancia de la investigación y las certificaciones, debido a una situación compleja que se revela cuando hacen análisis y comparaciones de bolsas que están en el mercado: “Hay muchas que se llaman biodegradables o compostables, pero en realidad es porque traen la etiqueta que le puso un fabricante, pero no es así (…) Sobre todo en lo que llamamos el mercado sobre ruedas -informal-, donde hay muchas bolsas que, aunque tenga la etiqueta, no es precisamente la calidad que manifiesta”.

Estas indagaciones, señala la Dra. Rojas, se realizan principalmente en Ingeniería Ambiental, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, pero cuando la ocasión lo amerita, también buscan apoyo en otras áreas de la universidad, como por ejemplo el Instituto de Investigaciones en Materiales.

“Hay muchas [bolsas] que se llaman biodegradables o compostables, pero en realidad es porque traen la etiqueta que le puso un fabricante, pero no es así (…) Sobre todo en lo que llamamos el mercado sobre ruedas -informal-, donde hay muchas bolsas que, aunque tenga la etiqueta, no es precisamente la calidad que manifiesta”.Neftalí Rojas, doctora en Ciencias e Ingeniería Ambiental, académica de la UNAM.

La Subsecretaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Carolina Gainza, durante la inauguración del laboratorio de Bioelements en Santiago.

Formación de capital humano avanzado

La Dra. Neftalí Rojas relata que cuando hay interés de una o más empresas en un tema, y además los investigadores lo consideran relevante, entonces buscan más patrocinio -público y privado- para hacer investigaciones más largas y profundas, independientes de lo que solicitan las empresas de manera puntual.  “Van surgiendo nuevas dudas que motivan más investigación, inspiradas en lo que nos piden los patrocinadores, pero también poniendo de nuestra cosecha, de manera de encontrar métodos más confiables, rápidos, y económicos, que no contamine el ambiente”.

“Uno de los temas que nos ha apasionado es el de los microplásticos, que es un problema mundial que se tiene que estudiar, pues nosotros seguimos estudiando por nuestra cuenta”, cuenta la Dra. Rojas y relata particularmente la realización de múltiples experimentos con larvas.

Realizar estas investigaciones les permite incorporar en el trabajo a más profesionales, muchos de los cuales realizan sus tesis sobre temas asociados a lo que el mercado está buscando en cuanto a sostenibilidad. “En los diferentes análisis participan estudiantes de servicios sociales y tesistas de licenciatura, maestría y doctorado”, dice la académica y explica que los servicios sociales son una obligación para los estudiantes de Licenciatura antes de hacer su tesis, y consiste -en este caso- en trabajar en los laboratorios de la UNAM.

Entre las tesis de maestría y doctorado, la especialista menciona algunas que abordan el tema de los microplásticos y cómo pueden afectar la cadena alimenticia; la degradación de materiales con diversos tipos de hongos; y el uso de larvas para la degradación de bolsas, entre otras. “En el caso de la degradación por hongos, por ejemplo, Bioelements se enfocó en penicillium, pero nosotros hemos probado otros hongos, otros tiempos, otras técnicas. No nos conformamos con un solo análisis o una sola técnica, siempre probamos más y comparamos cuáles son las mejores”, dice la Dra. Rojas.

“Nuestro desafío es continuar periódicamente con estudios para seguir mejorando la calidad de los materiales que se venden en el mercado”, concluye la académica de la UNAM.

A su vez, la Dra. Alane Vermelho de la Universidad Federal de Río de Janeiro, también destaca la forma en la cual la colaboración con las empresas permite ampliar la formación de capital humano avanzado en distintas etapas de la carrera profesional.  “En la UFRJ y en el Laboratorio BioInovar tenemos muchos estudiantes en todas las modalidades, desde iniciación científica hasta posdoctorado”, que participan de diversas investigaciones, dice la académica.

“El proyecto desarrollado en convenio entre la UFRJ y Bioelements permite la participación de estos estudiantes, que tienen una oportunidad de crecimiento profesional, aprendiendo nuevas técnicas y analizando productos que abordan asuntos ambientales y de la salud de la población. El proyecto también cuenta con un equipo que trabaja directamente en esta investigación”, comenta la doctora en Microbiología.

A juicio de la especialista, cada investigación que emprenden es un desafío y, en ese sentido, considera que la empresa de empaques biodegradables comparte la inquietud por la innovación y el avance en nuevos productos sustentables. “Bioelements comparte nuestros desafíos desde el  momento en que estamos testeando un nuevo bioplástico y verificamos si es biodegradable, no tóxico para las células humanas y para el ambiente. Estamos siempre buscando nuevas técnicas y procesos que aborden estas preguntas, de modo que podamos dar a Bioelements una retroalimentación que los ayude a mejorar cada vez más sus productos”, finaliza la profesora de la UFRJ.

La investigadora mexicana Neftalí Rojas, explica algunos experimentos a las autoridades que asistieron a la inauguración del laboratorio de Bioelements en Santiago.