Cómo aprovechar el potencial sin explotar del reciclaje de papel
28 de enero de 2025 Tiempo de lectura: 4 minutos aproximadamenteA medida que aumenta la demanda de envases sostenibles, las soluciones basadas en papel están cobrando protagonismo. Pero detrás de la promesa de la renovabilidad se esconde un desafío apremiante: el reciclaje eficaz.

En una era en la que la sostenibilidad ya no es solo una opción sino una obligación, la industria del embalaje se encuentra en un momento crucial. La demanda mundial de soluciones responsables con el medio ambiente ha alcanzado niveles sin precedentes, especialmente en el sector alimentario, donde las preferencias de los consumidores están redefiniendo la forma en que las empresas abordan el embalaje. Los embalajes de papel, valorados desde hace mucho tiempo por su capacidad de renovación, están surgiendo como una opción preferida, y se prevé que los mercados europeo y norteamericano alcancen los 97.600 millones de dólares y los 75.640 millones de dólares, respectivamente, para 2025. Sin embargo, aunque la promesa del papel como alternativa sostenible es convincente, sus desafíos en materia de reciclaje siguen siendo un obstáculo importante.

El creciente papel de los envases de papel
La industria alimentaria ha adoptado los envases de papel con un entusiasmo notable, impulsada por imperativos medioambientales y la necesidad de alinearse con los valores de los consumidores. Las empresas están invirtiendo fuertemente en soluciones de papel sostenibles, con innovaciones como las botellas de papel de Pulpex fabricadas con pulpa de madera de origen sostenible que ponen de relieve el compromiso de la industria con la reducción de la huella medioambiental. Sin embargo, a medida que estas soluciones se generalizan, las complejidades del reciclaje del papel, en particular de los envases compuestos, se hacen cada vez más evidentes.
Los envases compuestos, un producto básico en los productos alimenticios, suelen estar compuestos por capas de papel, plástico y aluminio, que son notoriamente difíciles de separar. El proceso de reciclaje de estos materiales consume mucha energía, es propenso a la contaminación y se ve obstaculizado por la confusión del consumidor. Algunos envases compuestos, aunque parecen estar hechos completamente de papel, ocultan capas que no son de papel, lo que complica los esfuerzos de eliminación y reciclaje adecuados. ¿El resultado? Una parte importante de los envases de papel termina en vertederos en lugar de reintroducirse en la economía circular.
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Los obstáculos regulatorios
El reto del reciclaje se ve agravado por los estrictos marcos regulatorios que rigen el uso de materiales reciclados en aplicaciones que entran en contacto con alimentos. En Europa, estas regulaciones tienen como objetivo proteger la salud de los consumidores, pero también crean barreras a la innovación. La Recomendación XXXVI del BfR de Alemania, por ejemplo, impone criterios estrictos para minimizar los riesgos de contaminación, lo que limita de manera efectiva el uso de papel reciclado de flujos mixtos de residuos en los envases de alimentos.
Otros países europeos, como Italia y España, aplican un control riguroso sobre las fuentes de fibras recicladas, mientras que los países escandinavos imponen directrices nacionales a las regulaciones de la UE. En cambio, los organismos reguladores norteamericanos adoptan un enfoque más flexible y confían en que los fabricantes garanticen el cumplimiento mediante la seguridad general y las buenas prácticas de fabricación. Si bien estas regulaciones sirven para proteger a los consumidores, también frenan la adopción más amplia del papel reciclado, especialmente en aplicaciones como el envasado de alimentos.
«El proyecto EnEWA ha demostrado que con los ajustes tecnológicos adecuados, como por ejemplo una mejora en los procesos de clasificación y desinfección, se puede reciclar papel de alta calidad a partir de flujos de residuos mixtos», explica Annika Ludes, ingeniera de productos de STADLER . «Sin embargo, para aprovechar plenamente este potencial, son esenciales cambios en el marco normativo. Modificaciones de las directrices como la Recomendación XXXVI del BfR podrían allanar el camino para un uso más sostenible del papel reciclado en la industria alimentaria».

Innovaciones tecnológicas y el proyecto EnEWA
A pesar de estos desafíos, hay esperanza. El proyecto EnEWA , un esfuerzo colaborativo dirigido por STADLER Anlagenbau GmbH junto con socios académicos e industriales, ha demostrado la viabilidad técnica del reciclaje de papel a partir de residuos mixtos. Mediante tecnologías de clasificación innovadoras y procesos optimizados, EnEWA ha desarrollado métodos para recuperar fibras secundarias de alta calidad a partir de flujos mixtos. Se han perfeccionado herramientas avanzadas, como sensores de infrarrojo cercano (NIR), para identificar y separar materiales compuestos, mientras que procesos como la dispersión en caliente bajo sobrepresión reducen eficazmente la contaminación microbiológica.
El proyecto también ha ido más allá de la tecnología, involucrando a las autoridades regulatorias y a las partes interesadas de toda la industria para abogar por pautas de gestión de residuos más flexibles. Sus recomendaciones basadas en datos, respaldadas por experimentos en el peor de los casos, sugieren que el papel reciclado se puede utilizar de manera segura para aplicaciones como el envasado de alimentos secos y sectores no alimentarios. Al fomentar la colaboración y el diálogo, la iniciativa EnEWA ha sentado las bases para reformas regulatorias que equilibran la seguridad del consumidor con la sostenibilidad ambiental.



El camino por delante
Aunque el proyecto EnEWA ha concluido oficialmente, su impacto está lejos de terminar. STADLER es ahora socio asociado del proyecto SPaRe, cuyo objetivo es mejorar aún más la eficiencia energética de los procesos de reciclaje de papel. Al optimizar el uso de materiales residuales en la producción de papel, esta iniciativa tiene el potencial de ahorrar 1 TWh de energía al año (equivalente al 1,6 % del consumo total de energía de la industria papelera) y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en aproximadamente 350 000 toneladas de CO2 equivalentes cada año.
Las lecciones de EnEWA ponen de relieve una verdad importante: la tecnología para liberar el potencial sin explotar del reciclaje de papel ya existe. Lo que se necesita ahora es un esfuerzo concertado para abordar las barreras regulatorias, mejorar las prácticas de gestión de residuos y educar a los consumidores sobre los métodos de reciclaje adecuados. Al superar estos desafíos, la industria del embalaje puede transformar los residuos de papel en un recurso valioso, acelerando la transición a una economía circular e impulsando la innovación sostenible.
A medida que la demanda de envases sostenibles sigue creciendo, no podemos permitirnos el lujo de ignorar la oportunidad de revolucionar el reciclaje de papel. La industria se encuentra en una encrucijada y el camino a