El potencial transformador de la economía circular para combatir la pobreza. Andrés Rodolfo Trujillo, Luis Cáceres y Adnane Laakel (Codespa)
Publicado por: Arturo Larena EFE VERDE. La economía circular ha irrumpido en las agendas globales como una estrategia fundamental para frenar la degradación ambiental, pero su potencial va mucho más allá de lo ecológico: puede ser una herramienta clave para reducir la pobreza y fomentar el desarrollo inclusivo. Desde CODESPA, hemos visto cómo este enfoque es capaz de revitalizar comunidades vulnerables, generando empleo y nuevas oportunidades económicas mediante un uso más eficiente de los recursos. Nuestra labor en países como Perú, Marruecos y Colombia demuestra que, si se enfoca en las personas y en su empoderamiento, la economía circular puede ser el cimiento de una economía más justa y sostenible.
La economía circular, un motor de inclusión
La economía circular se basa en maximizar el valor de los recursos existentes, reduciendo los residuos y transformando desechos en nuevos productos o fuentes de energía. Si bien es un concepto que puede parecer técnico, en realidad se traduce en situaciones cotidianas. Al conectar a las comunidades más vulnerables con este ciclo regenerativo, hemos comprobado cómo los negocios inclusivos no solo mejoran la sostenibilidad ambiental, sino que también impulsan la economía local.
En zonas rurales de Iberoamérica y África, por ejemplo, el desperdicio se percibe habitualmente como un problema. La economía circular ofrece una oportunidad de cambio de perspectiva: lo que antes se descartaba ahora se valora y se utiliza para generar nuevos ingresos. En Perú, hemos colaborado con mujeres de la etnia awajún en la producción de biofibra a partir del pseudotallo de plátano, un residuo agrícola que tradicionalmente se quemaba. Hoy, esta fibra se vende a empresas de moda sostenible, proporcionando ingresos estables a mujeres que antes dependían de la agricultura de subsistencia. Este tipo de iniciativas no solo reduce el impacto ambiental, sino que brinda una vía concreta de empoderamiento económico.
Y, por supuesto, este enfoque ayuda a construir resiliencia en comunidades que se enfrentan a desafíos económicos y climáticos. En zonas rurales donde el acceso al mercado laboral formal es limitado, la transformación de residuos en productos valiosos genera una alternativa realista y sostenible. Al mismo tiempo, estas prácticas fomentan una conexión más profunda entre las personas y el entorno natural, lo que refuerza su compromiso con la conservación ambiental y el uso eficiente de los recursos.
Innovación, valor en lo que antes era residuo
Uno de los pilares de la economía circular es la innovación, que redefine el residuo como un recurso valioso. En Marruecos, el programa Inno’VERT es un ejemplo de cómo es posible impulsar la transformación de residuos en productos comercializables. Desde la recolección de aceite de cocina usado hasta el reciclaje de plásticos y papeles, estos proyectos generan empleo y ayudan a reducir la contaminación. La producción de jabón artesanal a partir de aceite usado no solo ha brindado ingresos estables a cooperativas de mujeres, sino que también ha contribuido a preservar el medio ambiente.
La economía circular no solo da respuesta a problemas ambientales, sino que crea puestos de trabajo en sectores que suelen depender de la informalidad. Así, mediante la revalorización de residuos, promovemos empleos sostenibles y formales que benefician a las personas y al entorno.
Asimismo, este enfoque promueve el desarrollo de nuevas habilidades en las comunidades, como el aprendizaje de técnicas de procesamiento, diseño y comercialización de productos reciclados. Estos conocimientos son esenciales para que los participantes no solo encuentren trabajo, sino que también puedan emprender sus propios negocios. De este modo, la economía circular fomenta una cultura de emprendimiento y autosuficiencia que tiene el potencial de romper ciclos de pobreza a largo plazo.
Empoderamiento y sostenibilidad comunitaria
En CODESPA creemos firmemente que el desarrollo sostenible se basa en la autonomía y en la gestión de recursos por parte de las propias comunidades. Por ello, nuestro enfoque en la economía circular no se limita a emplear a las personas a las que apoyamos como mano de obra: también los capacitamos para que gestionen sus propios negocios. Este modelo de participación activa asegura que los proyectos sean sostenibles a largo plazo y no dependan exclusivamente de financiación externa.
Un ejemplo inspirador de esta metodología se encuentra en nuestro proyecto en el sector azucarero de Colombia. Mediante la transformación de las hojas de caña de azúcar en biomasa para la generación de energía, no solo se reduce el uso de combustibles fósiles, sino que se generan ingresos estables para familias campesinas, capacitadas para gestionar el proceso de producción de la biomasa. Estas familias ahora cuentan con un ingreso confiable y están menos expuestas a la vulnerabilidad económica, lo que mejora sustancialmente su calidad de vida.
No hay que olvidar que la capacitación ofrecida en estas comunidades no se limita a los aspectos técnicos de los proyectos, sino que incluye la formación en gestión empresarial, finanzas básicas y comercialización. Estas herramientas son fundamentales para que las personas puedan tomar decisiones informadas y asumir un papel de liderazgo en sus iniciativas. Así, no solo se les proporciona un sustento económico inmediato, sino también las competencias necesarias para construir un futuro próspero y autónomo.
Alianzas para la escalabilidad
La economía circular se fortalece y amplifica con alianzas estratégicas entre el sector privado, los gobiernos y actores sociales. En Marruecos, hemos colaborado con autoridades locales para establecer un marco de regulación para la gestión de residuos, y en Colombia, nuestra alianza con el sector azucarero ha permitido integrar la biomasa en el sistema de energía renovable, beneficiando a empresas y comunidades por igual.
Las alianzas público-privadas son clave para garantizar la escalabilidad y sostenibilidad de los negocios inclusivos en la economía circular. Este enfoque conjunto no solo beneficia al entorno local, sino que contribuye al avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promoviendo una economía inclusiva y resiliente.
Por otro lado, estas alianzas también facilitan la transferencia de tecnología y conocimientos técnicos desde los países desarrollados hacia las comunidades más vulnerables. Este intercambio permite que las iniciativas locales se beneficien de las últimas innovaciones en reciclaje, procesamiento y producción sostenible, acelerando su impacto y aumentando su viabilidad a largo plazo.
Además, los gobiernos tienen un papel fundamental en el éxito de estos proyectos. A través de políticas públicas que incentiven la economía circular, como subsidios para la creación de negocios sostenibles o exenciones fiscales para empresas que utilicen materiales reciclados, se puede fomentar un entorno propicio para la proliferación de estas iniciativas.
Herramienta de transformación social
Para CODESPA, la economía circular es mucho más que un esquema de reducción de residuos. Cuando se implementa de manera inclusiva y se orienta hacia el empoderamiento de las personas, esta estrategia tiene el poder de transformar vidas y de ayudar a superar la pobreza. La economía circular proporciona la infraestructura y las oportunidades necesarias para que las comunidades vulnerables construyan una vida digna y sostenible.
Al incluir a las personas más desfavorecidas en modelos de negocio regenerativos y formales, vemos cómo estos ciclos pueden ser escalables, transformadores y altamente efectivos en la lucha contra la pobreza. La economía circular ya está generando impactos positivos en comunidades de todo el mundo, y en CODESPA seguiremos trabajando para que se convierta en una herramienta clave en el desarrollo sostenible.
Es importante destacar que los beneficios de la economía circular no se limitan a lo económico y lo ambiental. También generan un impacto social significativo al fomentar una mayor cohesión comunitaria y fortalecer las redes de apoyo local. Al trabajar juntos en proyectos de economía circular, las comunidades desarrollan un sentido de pertenencia y compromiso colectivo que contribuye a su resiliencia frente a crisis económicas y ambientales.
Por último, el éxito de la economía circular también requiere un cambio de mentalidad en la sociedad en general. Es crucial que tanto los consumidores como las empresas adopten hábitos más responsables, priorizando productos reciclados y apoyando iniciativas que promuevan la sostenibilidad. Solo a través de este esfuerzo conjunto podremos maximizar el potencial de la economía circular para transformar vidas y proteger nuestro planeta.
Por:
Andrés Rodolfo Trujillo, representante de CODESPA Colombia
Luis Cáceres, representante de CODESPA Perú
Adnane Laakel, representante de CODESPA Marruecos.
CODESPA es una ONG de cooperación al desarrollo, con casi 40 años de experiencia en la creación de soluciones sostenibles y duraderas para combatir la pobreza extrema. Fundada en 1985, la organización trabaja en estrecha colaboración con las comunidades locales e involucra al sector público y privado para crear oportunidades de negocio y empleo.
Foto principal: Recurso de archivo EFE a título ilustrativo de la temática/ MAST IRHAM