Economía circular: la solución para un futuro sostenible
El modelo de producción y consumo que busca reducir al mínimo los residuos y un mejor uso de los recursos
A diferencia del sistema tradicional, donde los productos se fabrican, se usan y luego se desechan, la economía circular ofrece un sistema innovador de reciclaje, reparación o reutilización para dar una segunda vida a los objetos.
Escrito por:Clara Villa Bulnes
La economía circular se basa en tres principios fundamentales. En primer lugar, diseñar sin residuos y contaminación. Desde la fase de diseño de los productos, se busca minimizar la generación de residuos y la contaminación. Esto se puede lograr utilizando materiales biodegradables o fácilmente reciclables, además de optimizar los procesos de producción para que sean más eficientes y menos contaminantes.
En segundo lugar, mantener los productos y materiales en uso. La reutilización, reparación y reciclaje de productos son claves para este modelo. En lugar de desechar un producto al final de su vida útil, se buscan maneras de repararlo o reutilizarlo, de manera que los materiales que lo componen sigan circulando en la economía. Por ejemplo, podemos vender y comprar cosas en páginas y tiendas de segunda mano.
Y, por último, regenerar sistemas naturales: En lugar de extraer recursos naturales sin límites, la economía circular busca devolver al medio ambiente lo que se ha tomado de él, mediante la regeneración de ecosistemas y el uso de recursos renovables.
Uno de los principales beneficios de la economía circular es la contribución a la lucha contra el cambio climático. Al reducir la necesidad de extraer nuevas materias primas, se disminuye la presión sobre los recursos naturales y se reduce la emisión de gases de efecto invernadero. Esto es especialmente relevante en industrias como la moda, la electrónica o la construcción, donde el uso intensivo de recursos genera una alta huella de carbono.
En materia económica, este modelo impulsa la innovación y la competitividad. Al crear nuevos mercados para productos reciclados, servicios de reparación o tecnologías que prolonguen la vida útil de los productos, las empresas pueden encontrar nuevas oportunidades de negocio.
Sin embargo, es difícil caminar hacia este futuro más verde y comprometido con el medio ambiente porque esto supone un cambio de mentalidad y de hábitos de consumo (lo cual es difícil de lograr en la totalidad de la sociedad) y además las empresas tendrían que adpatar sus modelos de negocio (esto requiere nuevas tecnologías, investigación, etc., algo complicado de adquirir para pequeñas y medianas empresas).
Otro reto importante es la infraestructura. En muchos países, no existen las instalaciones necesarias para reciclar ciertos materiales o gestionar adecuadamente los residuos. Además, la regulación en torno a la economía circular aún está en desarrollo, lo que puede generar incertidumbre para las empresas que buscan invertir en este modelo.
Casos de Éxito
A nivel global, varios países y empresas están adoptando la economía circular con éxito. Suecia, por ejemplo, ha implementado políticas que incentivan la reparación de productos, ofreciendo deducciones fiscales para quienes reparan en lugar de comprar nuevos productos. Por su parte, empresas como Ikea han comenzado a diseñar muebles que son más fáciles de desmontar y reciclar, e incluso han lanzado programas para la reventa de productos usados.
En América Latina, países como Chile están avanzando en la adopción de leyes que promuevan la economía circular, como la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que obliga a las empresas a hacerse cargo del ciclo de vida completo de los productos que ponen en el mercado.