La maquinaria agrícola busca dejar menos huella
Las empresas argentinas nucleadas en Afat comienzan a ofrecer soluciones mecánicas para reducir la huella de carbono en los sistemas agroindustriales, una realidad que impone la demanda
Entre el 13 y 25% de las emisiones de GEI de la agricultura son producidas por el combustible.
Máquinas con motores de gestión electrónica y otras propulsadas con biocombustibles al 100% hasta el reemplazo de repuestos que reducen el impacto sobre los suelos o equipamiento para realizar una aplicación cada vez más selectiva de insumos químicos, el sector de la maquinaria agrícola en Argentina busca hacer su aporte a la reducción de la huella de carbono ambiental.
Según datos de la Asociación de Productores en Siembra Directa de la Argentina (Aapresid), entre el 13 y 25% de las emisiones de GEI – según el cultivo – son producidas por el combustible. De este modo, toda mejora en la fuente de energía para la maquinaria agrícola genera impacto positivo en reducirlas.
Las empresas socias de la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y Otros Equipamientos Agrícolas e Industriales (Afat) – que nuclea a los grandes operadores del negocio como Agrale, Massey Ferguson, Challenger, Valtra, CASE IH, New Holland Agriculture, Claas, FPT, Jacto, John Deere y Stara – comenzaron en los últimos años a acelerar los procesos de adaptación para reducir la huella ambiental del sector frente a una demanda mundial cada vez más exigente y selectiva.
En ese camino algunos equipos están reemplazando la inyección mecánica por motores de gestión electrónica que ofrecen grandes beneficios al sistema por la reducción en el consumo comparado. Desde Afat señalaron que “se puede lograr la misma potencia con menor cantidad de gasoil y el ambiente recibe menos emisiones de CO2 por lo que la huella de carbono se reduce”.
Otro de los recursos energéticos es la biomasa. “Ya tenemos presentados motores que funcionan 100% con gas licuado (metano) de modo de aprovechar un pasivo ambiental como son los residuos animales como energía”, explicaron desde Afat y citaron el caso del tractor de New Holland que reduce de este modo hasta un 80% la emisión de CO2. También se han presentado tractores 100% eléctricos por parte de las marcas Case IH y New Holland.
La entidad explicó que la mayoría de los motores pueden trabajar con combustible B100 (100% biodiesel) que se traduce en mínimas emisiones y otros como los de las máquinas Claas que permiten el uso de Aceites Vegetales Hidrotratados (HVO) conocido como diesel vegetal. Se trata de aceites vegetales y grasas animales usados, que de otra manera irían a disposición final. “Es un ejemplo más de un desecho que se convierte en recurso de alto valor, y con reducción de emisiones indeseadas”, indicaron desde Afat.
Por otra parte, las empresas están abocadas a reducir las emisiones de gases contaminantes como el óxido de nitrógeno que se genera luego de la combustión del gasoil, que lo logran con tecnología propia del motor, como los sistemas EGR (recirculación de gases de escape). Pero para alcanzar la reducción que exigen las normas europeas y norteamericanas vigentes (Tier V; Euro 5), es necesario el uso de una solución de urea en el circuito de los gases de escape de modo de reducir más aún la contaminación y mejorar entonces la sustentabilidad de la producción y el ambiente.
“Apuntando a reducir el consumo de combustible, Jacto ofrece un sistema de transmisión inteligente 4×4 que permite ahorros del orden del 35%”, detalló la Afat a la hora de plantear las soluciones que están utilizando las compañías para optimizar el uso de combustibles fósiles y también la utilización de fuentes de energía alternativas.
Orugas benéficas
El rodaje de la maquinaria de gran porte también está cambiando hacia la oruga (banda de rodamiento), en reemplazo de las cubiertas. Está presentes en tractores, cosechadoras y picadoras de forraje y reducen el consumo de combustible y la carga sobre el suelo. “Esto se traduce en una mejor salud de este recurso limitado que por tanto será más productivo en el tiempo”, explicaron desde Afat.
Por otra parte, la tendencia de reducir los insumos químicos, que ya está instalada en el sector tiene su correlato en los fierros. Muchas pulverizadoras ya cuentan con equipos de aplicación selectiva como los que ofrecen Jacto y Stara, a los que pronto se sumará Precision Planting. También, otras tecnologías como corte pico a pico con electroválvulas del tipo PWM, que en muchos casos permiten una mejor gestión de la operación de pulverización, ahorrando hasta un 10% de insumos, algo que también contribuye a un uso más eficiente del agua. También reduce el uso de agroquímicos, esto significa menores costos y emisiones en logística y en la producción de plásticos, entre otras.
En la siembra, un menor uso de semillas y fertilizantes permite mejorar los índices productivos. Tanto la aplicación variable como los cortes de dosificación precisos cuerpo por cuerpo como los de Precision Planting, reducen el uso global y así la emisión de GEI en su producción.
Todas las actividades cotidianas y económicas generan una determinada cantidad de gases de efecto invernadero (GEI), el volumen total de estos gases determina la llamada huella de carbono.
Para el sector agropecuario argentino es un tema central, ya que la Unión Europea (UE) busca reducir la emisión de GEI en un 55% para el año 2030, respecto de 1990. Dentro de este objetivo en julio de 2021 la Comisión propuso un Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono, que plantea fijar un precio a la importación de ciertos productos que provengan de fuera de la UE.
Si bien el principal destino de los granos de Argentina no es la UE, sino los países asiáticos, otros mercados como Japón, Canadá, Australia, Reino Unido y Países Bajos se muestran interesados en la reducción de la huella de carbono y la sostenibilidad, aunque aún no tengan políticas definidas ni restricciones o aranceles a las importaciones. En ese camino, “todo hace pronosticar que en pocos años comenzarán las regulaciones para la importación de productos agropecuarios”, alertó Afat.