¿Cómo concretar una Ley REP exitosa para textiles?: Las respuestas de la Fundación Ellen MacArthur

La fundación conocida a nivel internacional por el fomento a la economía circular elaboró un informe con los aportes de expertos de Chile, la Unión Europea, Ghana, India, Kenia, Túnez y Estados Unidos, donde explica por qué la Responsabilidad Extendida del Productor es una de las iniciativas que ayudarían a afrontar externalidades ambientales negativas del crecimiento explosivo de la producción de ropa en el mundo.

Desde el Ministerio del Medio Ambiente, Tomás Saieg, jefe de la Oficina de Economía Circular, resalta las bondades que traería una regulación del sector mediante una normativa de gestión de residuos, sin embargo, opina que el reciclaje no es suficiente para hacer frente al elevado consumo textil per cápita de Chile. Catalina Giraldo, directora técnica de la consultora Cadenas de Valor más Sustentables (CAV+S), que colaboró en el informe, pone énfasis en promover una ley que responsabilice al diseñador, que es quien definirá que una prenda se aproveche al máximo y no se transforme en un causante de contaminación.

FABIOLA VENEGAS ÓRDENES

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Más del 80% de los productos textiles no son aprovechados una vez que se desechan, ya sea porque se incineran, se depositan en vertederos o quedan en el medio ambiente. En el caso de la Unión Europea (UE), sus cifran indican que el 88% de los textiles desechados acaba en la basura doméstica mixta y, por tanto, se incineran o se depositan en vertederos, mientras que en América del Norte el panorama no es muy distinto: se calcula que en Estados Unidos el 85% de los textiles tiene ese mismo destino después de cumplir su vida útil.

Son datos rotundos incluidos en el reciente estudio ”Ampliación de los límites de la política de REP para el sector textil”, que la Fundación Ellen MacArthur elaboró para los formuladores de políticas en diferentes países, y que busca contribuir al debate mundial sobre los residuos textiles y la contaminación que generan, poniendo el foco en las políticas de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), ya que según la organización son una “parte necesaria de la solución para lograr una economía circular para los textiles”.

En el informe, de 74 páginas, se plantea que “la REP es una palanca política fundamental para que esto ocurra en la práctica y a escala, ya que responsabiliza a los productores de la recolección, clasificación y gestión posterior al uso de los productos que ponen en el mercado”. La fundación propone un enfoque común para el diseño de este tipo de políticas y entrega lineamientos para aprovechar al máximo la oportunidad de que la REP obtenga “resultados ambiciosos que aceleren la transición hacia la economía circular” del rubro.

El documento destaca que Francia, Hungría y Países Bajos han adoptado una política de REP para el sector textil, en tanto otros países y regiones como Australia, Chile, Ghana, Kenia, Colombia, California, Nueva York y los miembros de la UE se encuentran debatiendo o proponiendo la normativa. Así, la investigación incluye modelos y análisis de datos que se centraron en alguna de estas naciones -entre ellas Chile-, debido al “importante papel que desempeñan en el comercio de textiles usados”, pero también por impulsar en sus jurisdicciones una política de REP para los textiles, que en este caso hace referencia a ropa, calzado y textiles para el hogar (ropa de cama, baño, cocina, etc.).

Cabe recordar que el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) de Chile presentó el año pasado el comité que creará la Estrategia de Economía Circular en Textiles que buscará impulsar iniciativas, acuerdos y regulaciones para una mejor gestión en este rubro.

Desde este ministerio, el jefe de la Oficina de Economía Circular, Tomás Saieg, comenta en el escrito sobre las expectativas de avanzar en este ámbito: “En Chile, nuestra ambición es ampliar la legislación de REP para incluir los textiles, un proceso que nos gustaría poner en marcha en 2025. Los objetivos mínimos establecidos en este informe son un punto de partida relevante”.

Catalina Giraldo, Cadenas de Valor más Sustentables (CAV+S); Tomás Saieg, Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente.

Actuar antes de la REP

Una de las asesoras del comité para la estrategia en Chile es Catalina Giraldo, directora técnica de la consultora Cadenas de Valor más Sustentables (CAV+S), quien fue contactada por la Fundación Ellen MacArthur para conocer su mirada técnica de la Ley REP y el estado de avance del país en esta materia.

“Nuestra postura en el estudio fue supremamente concreta: La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor habla de productos que ya están circulando. Ya circuló un producto y después veo cómo me hago cargo de él. Para nosotros esto debe ser más preventivo. El asunto va más por el diseño. Con ese enfoque contribuimos”, dice la especialista, quien agrega que al definir el ciclo de vida de un producto hay que preguntarse ¿Lo que estoy poniendo en el mercado se va a poder aprovechar? ¿El mercado lo necesita? ¿El mercado lo diseña de una manera que es aprovechable en el lugar donde se pone el recurso textil en circulación?

Giraldo prevé que probablemente la respuesta siempre será que sí, que la prenda es posible de reparar, de confeccionarse de mejor calidad, que se puede hacer upcycling, etc. Sin embargo, subraya que llega un punto en que no es así: “Siempre habrá un eslabón perdido y es que, cuando definitivamente no tiene un uso como esos, la pregunta es ¿se puede aprovechar como un recurso para volver a hacer tela (que es lo que propone la economía circular)? Creo que a nivel global la respuesta aún no es ”.

“Nuestra postura en el estudio fue supremamente concreta: La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor habla de productos que ya están circulando. Ya circuló un producto y después veo cómo me hago cargo de él. Para nosotros esto debe ser más preventivo. El asunto va más por el diseño. Con ese enfoque contribuimos”.Catalina Giraldo, directora técnica de la consultora Cadenas de Valor más Sustentables (CAV+S).

Avanzar en recolección diferenciada

La industria textil a nivel global funciona bajo el modelo lineal de producción, con bajos índices de utilización y bajos niveles de reciclaje. Además -según indica el estudio-, cuando los textiles se depositan en vertederos o se queman al aire libre, pueden liberar sustancias preocupantes. “A medida que los textiles se descomponen, las fibras naturales como el algodón y la lana generan el gas de efecto invernadero (GEI) metano. Las fibras plásticas permanecen en los vertederos durante décadas, y un producto de poliéster puede sobrevivir más de 200 años”, grafica. Entonces, señala la fundación, es necesario “ampliar drásticamente la infraestructura de recolección diferenciada de textiles y, lo que es más importante, implantarla en lugares donde no existe”.

Actualmente se prioriza la recolección de reutilizables, que son vendidos en todo el mundo. “Si bien estas exportaciones conducen a una mayor captura de valor y utilización de la ropa, también causan una carga desproporcionada de gestión de residuos en los países importadores, que a menudo carecen de la infraestructura necesaria”, consigna el reporte.

El panorama se complejiza, añade, ya que cuando los textiles desechados están desgastados, dañados o manchados, generalmente se consideran inadecuados para su reutilización. Por otro lado, el contenido reciclado de fuentes textiles es mínimo, por ejemplo, casi todo el poliéster reciclado procede de botellas de PET y no de poliéster.

Asimismo, el informe repara en que el nivel de las inversiones debe ser considerable, y se recomienda que el capital vaya acompañado de esfuerzos centrados en la industria para ampliar los modelos de negocio circulares, esto es, reventa, arriendo, reparación y reconstrucción, que mantienen los productos textiles en uso durante más tiempo y reducen los volúmenes que acaban en los sistemas de recolección diferenciada.

Junto con ampliar las operaciones de las instalaciones de clasificación y de invertir más, tanto en maquinaria que permita segregar los textiles -por contenido de fibra, color, peso y estructura del tejido, cumpliendo las especificaciones de materia prima para los procesos de reciclado en cantidades suficientes-, como en equipos de pretratamiento para eliminar los componentes que perturban el reciclado, se requiere “una combinación de medidas del lado de la oferta y la demanda para conseguir un reciclado de textil a textil a gran escala y reducir la demanda de recursos vírgenes por parte de la industria”.

Frente a este punto, Catalina Giraldo repara en la complejidad del mercado textil que presenta “una mezcla de varias materialidades” y no solo combinaciones de algodón y poliéster, un problema que requiere de tecnologías que permitan el reciclaje fibra a fibra.

“El mercado existente está desarrollado para materialidades que son casi 95% algodón, casi 95% poliéster y una mezcla de poliéster y algodón. La realidad de la industria textil es que hay una combinación de varias materialidades y es ahí donde se complejiza el hecho de que se pueda aprovechar un producto para convertirlo en hilo textil. El mercado es pequeño y tiene la dificultad de exigir materialidades más de 95% de poliéster, o algodón, o una mezcla de ambos, y eso hace mucho más complejo”, explica.

Si bien recuerda que hay un mercado de downcycling, Giraldo se pregunta si todo se va a producir para que sea downcycling. Además, consigna que el sector se dedica a la importación de ropa de segunda mano “y eso, viendo la industria y entendiendo que también esa etapa forma parte de la industria textil nacional, tenemos ahí un desafío que va por otro lado”.

La especialista en sustentabilidad valora las experiencias de separación por materialidad en algunos países de la Unión Europea “porque claramente algunas pueden tener esta funcionalidad de fibra a fibra. El separar es una manera de lograr esa vinculación con el siguiente eslabón de valorización”.

“En Chile, nuestra ambición es ampliar la legislación de REP para incluir los textiles, un proceso que nos gustaría poner en marcha en 2025. Los objetivos mínimos establecidos en este informe son un punto de partida relevante”.Tomás Saieg, jefe de la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente.

Políticas con un enfoque común

La Fundación Ellen MacArthur señala que la acción voluntaria de las empresas desempeña un papel crucial a la hora de innovar y mostrar lo que es posible, pero no es suficiente para lograr un cambio transformador, y por eso, para que la recolección diferenciada, la clasificación, la reutilización y el reciclado resulten rentables, la solución debe ser colectiva y basada en una política obligatoria como la REP.

Para construir un sistema circular, la infraestructura de recolección diferenciada debe ampliarse rápidamente, con procesos optimizados de clasificación y seguimiento y, si se diseña bien, la política REP puede mejorar significativamente la dinámica de costos-ingresos para la recolección diferenciada, la reutilización y el reciclaje, al tiempo que ofrece transparencia y acción colectiva hacia una economía circular para los textiles, asegura.

Un panorama positivo que también proyecta Tomás Saieg, del MMA: “En Chile, la REP para los textiles no sólo mejorará la recogida selectiva y la clasificación, sino que también apoyará el aumento de la reutilización local, mediante la inclusión de sastres y pequeñas empresas de upcycling como receptores de fondos de REP”.

Pero qué implica un enfoque común como propone el informe a la hora de configurar el diseño de la política REP del sector textil. Al respecto, enumera tres elementos: primero, establecer definiciones alineadas, como alcance del producto, productores obligados, cobertura de costos y jerarquía de residuos, entre otras; el segundo son los cuatro objetivos clave, es decir, aumentar el volumen de recolección, los índices de reutilización y las tasas de reciclado, y reducir el volumen de residuos; y el tercer elemento tiene que ver con facilitar la participación de los actores estratégicos.

La ropa, el calzado y los textiles domésticos pueden agruparse en la misma categoría de productos, ya que todos son consumidos por los hogares y entran en gran medida en una infraestructura compartida para su recolección y clasificación una vez desechados. Además, “incluir los productos usados en la definición del ámbito de aplicación ayuda a garantizar la visibilidad de lo que se comercializa y contribuye a que la financiación sea suficiente para cubrir los diversos ciclos de recolección y clasificación que pueden sufrir estos productos”, y siendo esto especialmente importante, dice, para los países que importan grandes volúmenes de productos textiles usados, en particular prendas de vestir y que deberán estar sujetos a tarifas de REP significativamente más bajas que los productos nuevos.

Así también, el marco jurídico debe definir claramente los actores que se consideran “productores obligados” y que están legalmente obligados a cumplir los objetivos y metas fijados por la política de REP, indica el reporte. Para garantizar que todos los productos comercializados estén cubiertos, ya sean introducidos por agentes locales, importadores o minoristas en línea, esta definición debe incluir a todos los agentes que comercializan productos, incluidas las marcas nacionales e internacionales y los minoristas, independientemente de su canal de venta.

Entre otras consideraciones sobre el adecuado diseño de una política pública en este sentido, el informe subraya que los objetivos de la REP deben reflejar una prioridad de la reutilización sobre el reciclado y, en este caso, se debe preferir el reciclado de textil a textil sobre el reciclado descendente y el uso en cascada en aplicaciones de menor valor.

“A medida que los textiles se descomponen, las fibras naturales como el algodón y la lana generan el gas de efecto invernadero (GEI) metano. Las fibras plásticas permanecen en los vertederos durante décadas, y un producto de poliéster puede sobrevivir más de 200 años”.Informe ”Ampliación de los límites de la política de REP para el sector textil”, de la Fundación Ellen MacArthur.

Una ley que cruce fronteras

El reporte es crítico al afirmar que, en su forma actual, la aplicación de la política de REP es incompleta y deja oportunidades sin aprovechar. Se refiere a que “la responsabilidad del productor se detiene en el punto de exportación, lo que reduce el potencial de la REP para recolectar y gestionar los textiles desechados en los países donde acaban”, y añade que como “la ropa reutilizable se comercia en todo el mundo, es necesario explorar una posible ampliación transfronteriza de la REP para lograr una economía circular global de los textiles”.

Esta brecha, advierte, es especialmente relevante en el sistema textil: la OCDE calcula que aproximadamente un tercio de sus exportaciones de ropa usada se comercializan dentro de este grupo de 36 países miembros, en tanto, dos tercios se destinan a naciones que están fuera de esta organización.

El marco jurídico puede estipular que los productores obligados contribuyan económicamente a un fondo asignado, en apoyo a las actividades de recolección, clasificación, reutilización y reciclaje en aquellos países a los que el sistema de REP exporte volúmenes significativos de textiles reutilizables, indica el estudio, que también prevé “una importante colaboración entre los gobiernos y las empresas de recolección y eliminación de residuos, por ejemplo, a la hora de determinar la propiedad de los materiales y de informar sobre los flujos de materiales a través de múltiples países y centros de tránsito”.

Buscando garantizar resultados ambiciosos en materia de economía circular para la REP de los textiles, la fundación recomienda a los formuladores de políticas explorar otras oportunidades referidas a ampliar la fase de uso de los productos textiles y el ámbito de las externalidades cubiertas, así como estimular el diseño de productos circulares.

Sobre este último punto, asevera que la diferenciación de tarifas solo puede tener impacto cuando son suficientemente ambiciosas, es decir, deben ser lo suficientemente elevadas en proporción al precio de venta o al coste de fabricación y se vuelve, dice, más eficaz cuando se basa en políticas de producto obligatorias, que forman parte del panorama normativo más amplio necesario para hacer posible una economía circular para los productos textiles.

En este sentido, Catalina Giraldo cree que la REP tendría que cambiar el enfoque y llamarse “Ley de Responsabilidad Extendida del Diseñador, porque desde el diseño de un producto se está definiendo la historia, incluso el fin del ciclo de vida”. A su parecer, “la REP viene a solucionar un problema cuando sigue existiendo el problema. Pongo ropa en el mercado, pero no sé si se va a poder aprovechar. No es la forma de partir, la REP igual gana tiempo. Se menciona la Ley REP, después se definen decretos y luego las metas, que son poco ambiciosas. Es un período larguísimo y en realidad se sigue poniendo en el mercado un producto que no se va a poder aprovechar fibra a fibra”.

En ese sentido, la directora técnica de la consultora CAV+S refuerza la idea de que el diseño debe guiar el proceso: “¿Por qué antes de poner un producto en el mercado no lo aprobamos como Estado? ¿Por qué esperar a que el producto esté ahí y sea problemático?”.

En tanto, Saieg resalta el impacto social positivo de la REP “al formar, implicar e integrar a los trabajadores informales”, basándose en la experiencia local con el sistema de REP para envases y embalajes, que entró en operaciones el año pasado y uno de sus principios es promover la inclusión laboral de recicladores de base agrupados en cooperativas.

Pero, por otro lado, en el Ministerio del Medio Ambiente están conscientes de que no es posible solo reciclar para salir del elevado consumo textil per cápita de Chile. Así y todo, concluye que “aunque la REP puede no ser la única solución, es una parte importante del esfuerzo más amplio para cambiar hacia una economía circular”.