Herramientas financieras para cuidar el medio ambiente
Por Diego González Bonos verdes, de carbono y hasta de plásticos, son algunas de las opciones de financiación para combatir el cambio climático. Bancos y ONG desarrollan estrategias para impulsar a empresarios responsables.
Las finanzas sostenibles a nivel global crecen de una manera acelerada. En 2022 se rompió la barrera de los u$s3,5 billones, según Climate Bond Initiative y sus proyecciones indican que se llegará a los u$s5 billones en dos años. Nuestro país sigue la tendencia global, y pese a la crisis económica, existen iniciativas de financiamiento verde.
Pero, ¿qué son las finanzas sustentables? Son aquellas medidas que adoptan un criterio ético e incluyen factores sociales y medioambientales en las decisiones de inversión a largo plazo. Esta nueva forma de hacer negocios supone un cambio de cultura y busca satisfacer la demanda de un mercado ya comenzó a pensar en esta sintonía.
En esa línea, mediante la Resolución 696/2023 el Ministerio de Economía adoptó la Estrategia Nacional de Finanzas Sostenibles e indicó que “previo al advenimiento de la crisis causada por la pandemia del covid-19, se estimaba que la necesidad de financiamiento sostenible en la Argentina para el período 2019-2030 era de al menos u$s51.000 millones al año”. Pero, quizás lo más importante, se indicó que esta estrategia permitirá “comenzar el proceso de identificación de los riesgos relacionados al cambio climático a los que están expuestos los distintos participantes del sector financiero”.
NATURALEZA Y RIESGOS FINANCIEROS
“La mayoría de nuestros servicios y productos tienen una relación de dependencia con la naturaleza”, sentencia Rodolfo Tarraubella, presidente Fundación EcoConciencia y CIFAL Argentina y explica cómo el medio ambiente es inseparable de las finanzas. Recuerda que en Panamá se tuvo que frenar el paso de barcos por el canal porque bajaron las lluvias, y por ende, la altura del lago donde se encuentran las esclusas del canal. “Si se pierden los bosques que aportan a la lluvia, y se quedan con menos agua, debería cerrarse el canal y con ello caería el 38% del producto bruto de Panamá. Solamente la utilidad del Canal de Panamá le reporta al país más de u$s1.500 millones anuales. Allí tenemos claro una monetización del valor de la naturaleza”, sostiene.
Pero va más allá y analiza que si en el precio de un producto no está internalizado el precio de los servicios ecosistémicos que lo sostienen, el producto no es sustentable. “Porque está incorporando un producto/servicio sin pagar por él. Robándoselo a la naturaleza”, lanza. Otro ejemplo interesante que aporta: si para producir un producto determinado se deben emitir determinada cantidad de gases efecto invernadero, y no se paga para mitigar esa emisión, se está robando a quien está mitigando la emisión sin cobrar nada, por ejemplo: el dueño del bosque.
“El costo lo pagamos entre todos, pero el precio del producto, y su ganancia, se lo llevó solamente el productor. Alguien no cobró por el servicio de mitigar ese gas, o alguien se perjudicó por ello”, completa. Por ello, Tarraubella propone desarrollar un mercado de biocréditos de servicios ecosistémicos, que permitan financiar la naturaleza.
“Hoy se paga por talar árboles pero no se paga por cuidar un bosque, o cuidar la selva. Hoy se paga por la madera, pero no por el servicio de regulación de inundaciones, de cuidado de las cuencas hídricas, de biodiversidad, de polinización, de fertilidad, y de otros servicios llamadas ecosistémicos que ofrecen bosques, selvas y manglares”, resalta.
HERRAMIENTAS
En el mercado financiero hay herramientas para financiar proyectos sustentables. Existe un mercado de bonos verdes que se rige por los principios de bonos verdes y sustentables de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA International Capital Market Association) y un mercado de Bonos de Carbono que es la certificación de reducción de emisiones de gases efecto invernadero. “Una empresa que necesita reducir emisiones le compra la reducción de emisiones que hace otra, que no los necesita”, explican los especialistas.
“El mercado argentino cuenta con varias herramientas para impulsar la incorporación de la sustentabilidad en las finanzas, entre ellas los bonos verdes y sociales los cuales se pueden emitir para financiar proyectos verdes y socialmente responsables, atrayendo inversores comprometidos con la sustentabilidad”, define Oscar Gemignani, gerente de Sostenibilidad y Partners de BBVA en Argentina.
Además, recomienda adoptar certificaciones y estándares reconocidos internacionalmente para guiar las prácticas financieras. “Estas herramientas pueden ayudar a Argentina a aprovechar el impulso global hacia la sustentabilidad en las finanzas y contribuir al desarrollo sostenible del país”, completa.
María Alejandra Gonzalez, líder de Cambio Climático y Financiamiento Sostenible en Banco Galicia reconoce que “el sistema financiero viene conformando diferentes grupos de trabajo en los cuales se comparten las mejores prácticas y experiencias sobre el tema” y que surgen herramientas de financiación innovadoras que dan respuesta a las necesidades del mercado.
Como ejemplos, citó los Fondo FIMA Sustentable ASG, una novedosa herramienta de inversión que se estructura mediante activos emitidos por entidades que contemplan aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza.
Banco Galicia trabaja en el desarrollo de diferentes Obligaciones Negociables como instrumento de deuda e inversión, una herramienta financiera que les permite generar un impacto positivo en la sociedad. “Junto a Trasa actuamos como colocadores y organizadores de la ON Pyme Social por un monto de $30 millones y junto a Sumatoria mediante la colocación de $83,1 millones mediante un bono social para proyectos que faciliten el financiamiento de emprendimientos con enfoque de género”, enumera González.
BONO DE PLÁSTICO
El mundo de los plásticos y el reciclaje tiene sus propias aristas y contrario a lo que se piensa, existen muchos plásticos que no se reciclan porque no es rentable. “Visto de otra manera, para que los plásticos no se conviertan en un pasivo ambiental, reciclarlos debe ser económicamente rentable…”, enfatiza Francis Van Lierde, cofundador de Fundación Banco de Plásticos y director de CABELMA.
En un mundo donde el desafío del plástico se ha vuelto cada vez más urgente, la Fundación Banco de Plásticos proporciona una solución innovadora para financiar el reciclado de plásticos, impulsar la economía circular y fomentar la responsabilidad ambiental de las empresas. “Los bonos de plástico actúan como un incentivo para aumentar los volúmenes de reciclado y al mismo tiempo le permite a las empresas poder compensar su huella de plástico de los materiales que introducen en el mercado”, asegura Van Lierde.
Los bonos de plástico pueden pensarse como una poderosa herramienta ambiental. Estos bonos certifican que el titular ha sido responsable por la recolección y el reciclado del equivalente a 1 tonelada de desecho plástico equivalente. De esta manera, las empresas pueden asumir la responsabilidad por el impacto ambiental de los plásticos que introducen al mercado y contribuir activamente a su recuperación.
“La Fundación Banco de Plásticos permite a las empresas, marcas o eventos, reducir su huella de plástico al adquirir bonos de plástico que certifican su participación en la recolección y el reciclado de plásticos…”, advierte Van Lierde. Si compensan la totalidad del plástico, la empresa, la marca o el evento se certifican como Plástico Neutro.
“Seguimos considerando a la naturaleza como algo mágico que viene dado, y que es gratis” – analiza Tarraubella- “Pero darle un valor a la infraestructura de las infraestructuras, nos permitirá pagar por los bienes comunes, del mismo modo que hoy pagamos naturalmente por los espacios comunes en los edificios”. Sin dudas mucho queda por hacer y hay que multiplicar los fondos para mitigar el impacto del cambio climático que ya lo estamos viviendo.