Son argentinos y crearon un biomaterial a base de hongos para reemplazar al plástico

La compañía Fungipor, de Salta, utiliza un compuesto de hongos y paja de poroto para crear empaques y objetos sin telgopor ni plásticos contamintantes de un solo uso. En 2022 fue distinguida con el Sello Buen Diseño Argentino. PorManuela Tobía. Página12

Roberto, Macarena y Ayelén son tres socios de Fungipor, la empresa que produce embalajes biodegradables para combatir a los plásticos de un solo uso. (Foto: Fungipor)
Roberto, Macarena y Ayelén son tres socios de Fungipor, la empresa que produce embalajes biodegradables para combatir a los plásticos de un solo uso. (Foto: Fungipor)

Cada año se producen en el mundo más de 430 millones de toneladas de plástico, según la ONU, que advierte que la contaminación plástica podría reducirse en un «80% de acá a 2040«si los países y las empresas implementaran «profundos cambios de política y mercado utilizando tecnologías existentes«. Con esta problemática en la cabeza, la bióloga entrerriana Ayelén Malgraf desarrolló Fungipor, una empresa salteña que desde hace cinco años fabrica embalajes, empaques y productos de diseño con un biomaterial elaborado con una mezcla de micelio de hongos y desechos orgánicos. 

Este biomaterial reemplaza al telgopor y a los plásticos de un solo uso y, además, se pueden compostar. Así, junto a sus socios Macarena Albarracín y Roberto Gómez, Malgraf lleva adelante una misión sustentable con la que busca generar conciencia y un impacto positivo en el ambiente.

Fungipor diseña embalajes para industrias diversas, como perfumería. (Foto: Fungipor)

Hongos, no solo para comer

Malgraf produce hongos comestibles de la especie gírgola desde hace varios años para vender a restaurantes y hoteles. De esta experiencia aprendió que, tras aprovechar las setas del cultivo, le sobraban “unas estructuras muy resistentes, similares a un ladrillo, que podían funcionar como uno”, cuenta a Página|12. Se trata del micelio, la estructura vegetativa del hongo, un material vivo que se reproduce con facilidad y funciona como un aglutinante natural, por lo que, para muchos biólogos, es considerado el “biomaterial del futuro”.

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Entonces, en 2018, montó con sus colegas un laboratorio y comenzó a explorar el mundo de los biomateriales y, en particular, el micelio que tanto llamó su atención durante la producción de hongos comestibles y que la inspiró a crear productos innovadores

Al investigar sobre las posibilidades de uso, encontró que en el exterior había estudios y trabajos similares con estos biomateriales. La empresa estadounidense Ecoactive Mycelium Technology, que ya había iniciado investigaciones en esta área, fue su referencia para empezar a planificar la producción de embalajes y empaques con la tecnología de los hongos y otros elementos naturales. «Esa empresa es hoy pionera en los biomateriales, y se está extendiendo en todo el mundo», cuenta.

“La seta o la parte que se ve del hongo es la parte reproductiva, y lo que crece por debajo de la superficie de la tierra, quizás lo más invisible a los ojos entre la hojarasca y las ramas, es el micelio, la estructura vegetativa. El micelio se compone por hifas, que son como las raíces que se encargan de la nutrición de los hongos, y que se van alimentando del sustrato que se le ponga”, explica.

Tras una investigación, encontró en la paja de poroto el sustrato ideal para que el micelio de sus cultivos creciera fuerte y lograra una estructura rígida, ya que se trata de un material renovable y biodegradable que es poco aprovechado y que normalmente es quemado. Lo extrae casi sin costo de los campos del Valle de Lerma, en la provincia de Salta.

Un «plástico» de hongos y residuos agrícolas

En 2019 Malgraf, Albarracín y Gómez fundaron Fungipor y empezaron a desarrollar una variedad de productos reciclables y compostables, que van desde modelos para embalajes y packaging hasta macetas y esquineros.

Desde la fundación de Fungipor, en 2019, Malgraf se encarga del laboratorio y los estudios científicos para desarrollar productos con biomateriales compostables, Roberto Gómez se enfoca en la producción, y Macarena Albarracín hace su parte en el área de diseño y comercialización de la empresa.

Los productos a base de micelio y desechos orgánicos —la mezcla pasa por moldes hechos en impresoras 3D— tienen varias propiedades, describe la bióloga: protegen del fuego (ignífugos) y los cambios de temperatura (térmicos)son livianos, protegen contra los impactos, y además, pueden funcionar como aislantes sonoros, ya que son acústicos.