Microplásticos: cómo afectan nuestro cerebro y de dónde provienen
Diversos estudios demuestran cómo la presencia de partículas de plástico pueden afectar nuestro desarrollo neuronal. Por Canal26
Los microplásticos se encuentran en el aire, en el agua, en los alimentos y, ahora también, se sabe que se filtran en nuestra sangre y que llegan a nuestro cerebro. ¿Cómo nos afecta en el corto y mediano plazo?
Estudios recientes descubrieron que las partículas microscópicas de plástico conocidas como microplásticos, se elevan a la atmósfera contaminando el aire, el agua, la tierra, los alimentos y nuestro cuerpo.
Este año, se publicó una investigación que reveló un hecho que alerta: las partículas de los plásticos logran atravesar la barrera hematoencefálica de los mamíferos, es decir que pudo perforar esa capa de células que actúa como límite para los agentes nocivos al cerebro, habilitando únicamente el ingreso de los nutrientes y el agua.
Contaminación en animales marinos. Foto: NA
La ONU considera la contaminación por plásticos “una crisis global” contra la que es necesario actuar rápidamente. Foto: NA.
El mismo estudio explica que algunas de las moléculas de plástico que llegan a la barrera, quedan en la membrana, alterando su fisiología, mientras que otras logran cruzarla. Estas últimas alcanzan el cerebro y penetran las neuronas, con graves consecuencias patológicas.
Investigaciones relacionadas, demostraron que los microplásticos afectan a las neuronas que secretan la hormona vasopresina, produciendo hiperactividad, ansiedad e inhibición en la búsqueda de pareja.
Más cantidad de plásticos, menos oxígeno
En mayo del 2019, un estudio realizado por el equipo de la doctora Sasha Tetu de la Universidad Macquarie, publicado en la revista Communications Biology, arrojó que el 10 % del oxígeno de nuestro planeta proviene de una bacteria llamada Prochlorococcus, que habita en el océano, y gracias a las últimas pruebas de laboratorio quedó demostrado que estas bacterias son susceptibles a la contaminación plástica.
Al momento se conoce que la contaminación plástica causa pérdidas anuales por un valor de más de 13.000 millones de dólares en daños económicos en los ecosistemas marinos, y si algo de esto no se revierte, se estima que el peso del plástico en los océanos superará al de los peces para el año 2050.
Residuos que contaminan. Foto: NA.
¿Cómo podemos ayudar a limitar el consumo de plástico?
En primer lugar, tomar consciencia de los efectos negativos que los plásticos provocan tanto en el planeta tierra como en nuestro propio organismo para después, en el mejor de los casos, tomar la decisión de consumir el menor plástico posible, que es incluso mejor que reciclar.
Vale aclarar que, por supuesto, ese último punto sigue siendo una buena alternativa para aquellos que consumen plástico a diario a través de objetos que pueden ser reutilizados, pero por el nivel de contaminación global en el que nos encontramos inmersos resulta muy insuficiente.
Los beneficios económicos
Según el informe del PNUMA, los cambios sistémicos descritos darían como resultado un ahorro de 4,5 mil millones de dólares para 2040. Se ahorrarían algunos costos al producir menos plástico de un solo uso, pero la mayoría se relaciona con los gastos que actualmente externalizan los productores de plástico, como las iniciativas de salud y limpieza.
Steven Stone, subdirector de la división de economía del PNUMA y autor colaborador del estudio, indicó que “la ciencia es cada vez más clara con respecto a los costos de la contaminación plástica. Una fuente importante de gastos ocultos se destina a la salud humana, incluidos los cánceres y los problemas de desarrollo causados por la exposición al plástico y sus productos químicos asociados”.
Para financiar los costos iniciales involucrados en la transición, el informe encontró que los gobiernos podrían desviar las inversiones planificadas para nuevas instalaciones de producción de plástico hacia la infraestructura circular. La implementación de todas sus recomendaciones conduciría a la creación de unos 700.000 puestos de trabajo adicionales, según los autores del informe. Muchos de estos se centrarían en la recuperación formal de plástico y su reutilización, especialmente en países de bajos ingresos que aún no cuentan con sistemas sólidos de gestión de desechos. Stone dijo que el objetivo del PNUMA no era “detener por completo el uso de plásticos, sino acabar con la contaminación plástica”.